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Y no solo por el cambio climático. Se calienta porque Donald Trump prosigue su escalada de tensión con Venezuela. Ha impuesto, bajo la amenaza de un despliegue militar sin precedentes, el bloqueo de todos los petroleros sancionados que pretendan entrar o salir del país. México urge a la ONU a actuar para “evitar un derramamiento de sangre”.

El narcotráfico ya no es la única excusa para la ofensiva de Donald Trump contra Venezuela. El presidente norteamericano ya no disimula su interés por el petróleo, que a su vez es el principal activo económico de Venezuela. El bloqueo es real, las razones de Trump inventadas. En su red social, afirmó que lo mantendrá “hasta que Venezuela devuelva a los Estados Unidos de América todo el petróleo, las tierras y demás activos que nos robaron”. “El ilegítimo régimen de Maduro”, añadió, “está utilizando el petróleo de estos yacimientos robados para financiarse, así como para el narcoterrorismo, la trata de personas, el asesinato y el secuestro”. Y a continuación declaró al régimen venezolano como “organización terrorista extranjera”.

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• Al menos 18 petroleros sometidos a sanciones por el Departamento del Tesoro norteamericano, ocho de ellos de gran tamaño, se encuentran en aguas territoriales venezolanas, cargados y vigilados. Venezuela depende desesperadamente del petróleo que pueda vender a China para sortear las sanciones impuestas por EE UU en 2019. Maduro ordenó anoche a la Armada venezolana escoltar varios buques que salieron rumbo a Asia y que no están entre los sancionados. 

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Ante la intensificación del conflicto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, instó a la ONU a intervenir para evitar “un derramamiento de sangre”. 

La muy discreta jefa de gabinete de Donald Trump ha dejado de serlo de una forma estruendosa. En una entrevista concedida a Vanity Fair, Susie Wiles dijo que el presidente tiene “personalidad de alcohólico”. No porque beba, pues es abstemio, sino porque se comporta como “si no hubiera nada que no pueda hacer”. También definió al vicepresidente J. D. Vance como “un teórico de la conspiración” y confirmó que Elon Musk consume ketamina. Ante el revuelo que se armó, Wiles declaró que sus palabras se habían sacado de contexto. El propio Trump tuvo que salir al rescate: “Todo el mundo sabe que no bebo”.

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• Y otro asunto sumamente polémico: se ha publicado una versión clasificada de la Estrategia de Seguridad Nacional que va mucho más allá que el documento oficial en su ataque a Europa. En esta versión, cuya autenticidad niega la Casa Blanca, se aboga por crear un foro de potencias que excluya a Europa y trabajar para debilitarla haciendo que Polonia, Austria, Hungría e Italia abandonen la UE. 

Tan solitario como contenido. En su comparecencia ante la comisión de investigación del caso Koldo en el Senado, Santos Cerdán se declaró víctima de una conspiración del “Estado profundo” por su papel en la negociación con Junts y la izquierda abertzale para la investidura de Pedro Sánchez. Declaró que los audios de conversaciones con José Luis Ábalos y Koldo García, por los que están imputados, han sido manipulados. Respecto a su soledad, dijo: “Más vale solo que mal acompañado”. Pero en ningún momento atacó al PSOE ni le implicó en nada.