Hola a todos: hoy se estrena la desgarradora La voz de Hind, de la tunecina Kaouther Ben Hania. En este arranque de la newsletter voy a ser aséptico, y usaré como resumen del filme la descripción (resumida) de Wikipedia: "El 29 de enero de 2024 Hind Rajab Hamada, una niña palestina de cinco años [de diminutivo cariñoso, Hanood, acotación mía, y su retrato abre esta entrega de Versión Muy Original], huyó de la ciudad de Gaza con su tío, tía y sus cuatro primos en un coche. El vehículo fue atacado por un tanque israelí, y solo la niña sobrevivió. Hind permaneció en el interior del vehículo siniestrado y mantuvo contacto telefónico [en su inicio, desde una llamada puente desde Alemania con otro de sus tíos y durante horas, os añado yo] con el personal de la Media Luna Roja Palestina [cuyo edificio está situado en Ramallah (Cisjordania), a 80 kilómetros de Gaza], que intentó calmar a la asustada niña. Los paramédicos se dispusieron a rescatar a Rajab y enviaron una ambulancia que también fue atacada por el ejército israelí. Tras la retirada de las tropas, el 10 de febrero de 2024 se encontraron los cuerpos de Rajab, y de [aquí hay un spoiler que os ahorro por si veis la película sin mucha más información]".

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Bien, esta es la descripción fría de la matanza. En La voz de Hind, contada casi por completo desde la oficina de la Media Luna, a esos trabajadores les dan vida actores palestinos profesionales. Pero la voz telefónica que escuchamos por teléfono es la real de Hind Rajab, al igual que la de su madre, y en un bello truco cinematográfico, también son reales los vídeos que se ven en los móviles con los que se graban los trabajadores de la Media Luna Roja para dejar constancia de lo que está pasando. En un homenaje a esta impresionante película, a lo largo del boletín de hoy voy a insertar, en orden cronológico, algunas de las frases de esa cría de cinco años aterrada durante una tarde y un anochecer de aquel enero de 2024. Llegaré hasta el final del boletín, aunque no de la película.

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"Dense prisa, no hay tiempo. Estoy sola, no hay nadie"

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“El cine no puede traerla de vuelta. Pero sí preservar su voz, hacerla resonar entre fronteras. No es solo su historia, sino la de una población que sufre el genocidio del régimen criminal de Israel. Esto no va solo de memoria, sino de urgencia”, afirmó Ben Hania (Sidi Bouzid, Tunez, 48 años) al recoger en septiembre el Gran Premio del Jurado del festival de Venecia.

Ayer, Tommaso Koch estuvo con su directora, que asistió a la proyección para la campaña de los Oscar. El filme ha ganado tantos premios del público ―incluido el del Zinemaldia de San Sebastián― que, como cuenta Tommaso, la directora ha perdido la cuenta. “Cambia el país, la cultura, la lengua, pero no la reacción de los asistentes”, relata. Y Tommaso apunta: "Así que diga lo que diga finalmente la gala de Hollywood, donde el Gobierno de Benjamin Netanyahu conserva cierto respaldo, La voz de Hind ya es una de las películas del año".

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"Ven a por mí, están disparando".

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Tommaso le pregunta a Ben Hania por una cuestión que a la que yo le he dado muchas vueltas (he visto el filme dos veces): ¿cómo está  Wissam Hamada, madre de Hind Rajab? Ella no ha visto aún el largo. Por lo menos, sí ha logrado salir de Gaza. "Y en cuatro proyecciones recientes en varios países, accedió a la sala al final, para un coloquio con los espectadores. La directora quiso saber por qué lo hace. Cuenta que recibió esta contestación: 'Me da paz. Es como si fuera el funeral de mi hija", escribe Tommaso, que subraya que si Hamada hubiera dudado, Ben Hania, que ya ha sido dos veces candidata al Oscar, no hubiera filmado La voz de Hind.

Tommaso le pregunta por el plan de paz y Ben Hania se muestra escéptica: “En Venecia llevamos un pin que pedía: ‘Basta’. Pero ni siquiera parar basta, después de lo que ha sucedido. ¿Cómo hablamos de paz cuando hay tanta impunidad y falta de responsabilidad? ¿Dónde están ahora los asesinos de Hind?”.  Aquí tenéis la mejor lectura de este viernes, la entrevista que ayer mismo le hizo Tommaso a Ben Hania.

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"Sarah no puede hablar. Tiene sangre, está durmiendo".

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Y aquí, la crítica de Carlos Boyero a este drama, de cuya proyección salió desolado por el dolor.