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Tengo un chat grupal con mis cuatro amigos más íntimos de la infancia. Formamos parte de la generación sándwich, una categoría de adultos con padres mayores que, a su vez, seguimos criando a nuestros hijos. Así que nuestros mensajes de video, compartidos en una aplicación de redes sociales, incluyen de todo, desde el drama adolescente y las solicitudes universitarias hasta la demencia y el poder notarial. “¿No sería estupendo que todos nuestros padres tuvieran la misma enfermedad?”, bromeé con el grupo hace unos meses. “¡Todos sabríamos lo que nos espera y podríamos establecer las mejores prácticas!”. Una hora más tarde, abrí un mensaje de mi amiga Hallie, quien se reía mientras decía: “Elizabeth, ¿has olvidado que tres de nuestros padres tenían párkinson?”. De hecho, me había olvidado. Evidentemente, no surgieron mejores prácticas. Pero nos proporcionamos apoyo emocional y también ayuda práctica. Cuando operaron a mi madre el invierno pasado y en mi ciudad se esperaba una tormenta de hielo, el marido de una amiga se ofreció a recogerla en el hospital y llevarla a casa en su enorme camión todoterreno. Pero sobre todo decimos: “Lo siento” y “Eres una buena hija”. “El mayor regalo es un simple mensaje de texto”, dijo Catherine Newman, quien escribe sobre la labor de cuidar a otros en sus novelas Sandwich y Wreck y cuida de sus padres en la vida real. La vibra de sus amigos, añadió, es “siempre estamos aquí. Te queremos. Nunca estás sola”. Si te preguntas cómo apoyar a un amigo que está cuidando de alguien, estos consejos prácticos de expertos y de quien ha pasado por eso te darán un punto de partida. Empieza por escuchar y validarPuede ser difícil saber qué sabiduría o ayuda ofrecer, así que resiste el impulso. “Los cuidadores no quieren que se les arregle; quieren que se les escuche”, dijo Susanne White, autora de Self-Care for Caregivers. Puedes romper el hielo con: “¿Qué te molesta en este momento? ¿Quieres hablar de eso?”. Sé un espacio seguro para que se desahogue, dijo. Si has pasado por lo mismo con tus propios padres y puedes identificarte con ellos, aún mejor, dijo Catherine Riffin, profesora asociada de psicología en medicina geriátrica en Weill Cornell Medicine, quien estudia el cuidado familiar. “Se le llama similitud experiencial”, dijo. “Hablar con quien está pasando por la misma experiencia vital reduce el estrés”. Riffin dijo que las exigencias emocionales de cuidar a otros —sentirse abrumado o culpable, o repasar viejas discusiones— son las que causan más tensión. “Exponer tus propias vulnerabilidades puede aliviar la soledad que pueda sentir tu amigo”, dijo. Especifica cómo puedes ayudarLos ofrecimientos del tipo “avísame si necesitas algo” suelen ser respondidos con sonidos de grillos. Presta atención a lo que angustia a tu amigo y proponle un apoyo específico. Los expertos coincidieron en que fijar un horario concreto —diciendo que estás libre de 10 a. m. a 12 p. m. y que llevarás café o darás un paseo— puede conseguir un sí más rápido. White recibió ofertas para pasear a su perro. Amigos míos que conocían la carga constante de alimentar a los niños me enviaron cenas o entregas de comestibles (ambas cosas pueden hacerse desde lejos). Puede que tu amigo rechace tu ayuda o te ignore por completo. No lo tomes como algo personal. “Los cuidadores necesitan tiempo para adaptarse”, explicó White. Cuando empezó a cuidar de sus padres, descubrió que sus amigos más útiles eran “pacientes y constantes”, dijo. “No dejaban de ofrecerse: ‘Tengo algo de tiempo extra. Puedo hacer la compra. Soy bueno con el papeleo’ — hasta que me sentí cómoda pidiendo ayuda”. No tengas miedo de ser un reemplazoEl relevo es fundamental para evitar el agotamiento, dijo Riffin. Si conoces a los padres de tu amiga, podrías incluso ofrecerte a hacer un turno. Podrías leerles mientras tu amiga duerme la siesta o hace yoga. Lynn Bufka, psicóloga clínica y jefa de prácticas de la Asociación Estadounidense de Psicología, vive a 966 kilómetros de sus padres, pero tiene amigos de la infancia que se ofrecen a intervenir cuando es necesario. “Recuerda que las personas mayores aún tienen cosas que aportar”, dijo. “Deja que los padres de tu amiga te enseñen un nuevo juego de cartas o croché”. Una colega me contó hace poco que, cuando cuidaba a su padre, las visitas de sus amigos (a menudo con los dulces favoritos de su padre) rompían la monotonía de las largas jornadas. “Una amiga de la infancia me escribió una nota después de su muerte sobre lo mucho que significaba para ella estar con él”, dijo. “Sabía que a mi padre le encantaba, pero nunca pensé en lo contrario”. Esta es la verdad sobre el ‘precipicio de la fertilidad’Los médicos e investigadores de la fertilidad afirman que muchas mujeres que desean tener hijos piensan que los 35 años son el punto de inflexión. Después de esa edad, según la teoría, quedar embarazada y llegar a término es muy, muy difícil. Pero esa línea de pensamiento no es del todo cierta. Lee el artículo: ¿El ‘precipicio de la fertilidad’ llega realmente a los 35? ¿Tienes siempre las manos y los pies fríos?Cuando bajan las temperaturas, es normal sentirlo primero en los dedos de manos y pies. Los expertos nos dijeron cuándo un escalofrío puede ser señal de una afección más grave, y nos dieron sus mejores consejos para entrar en calor. Lee el artículo: ¿Por qué tengo las manos y los pies tan fríos? P. D.: Queremos saber qué te parece este envío especial y nuestro contenido de bienestar, ¿por qué no nos mandas un correo y nos lo dices?
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